La creación del obispado de Égara (fundado hacia el 450) dio inicio a la época de mayor esplendor de un recinto en el que se desarrolló un conjunto episcopal de una excepcional importancia artística para la Europa cristiana occidental. Uno de los monumentos mejor conservados de la Hispania visigoda.
Exterior de la iglesia de San Miguel
La pervivencia de elementos artísticos, arquitectónicos y arqueológicos de este período (s. VI-VIII), que se manifiesta en la arquitectura de la catedral de Santa María, el edificio de San Miguel y la parroquia de San Pedro, así como en la decoración pictórica de los tres ábsides, hacen de este conjunto un ejemplo único en el patrimonio europeo.
La Sede de Égara es un monumento clave para entender la transferencia de culturas que tuvo lugar entre los siglos V-VI: la población de cultura hispanorromana, el pueblo visigodo y el Imperio Bizantino. Un ejemplo excepcional que muestra la fusión de elementos arquitectónicos y pictóricos bizantinos con otros latinos en el período de dominación visigoda. Una evidencia de la transferencia artística entre culturas, que puede ayudar a esclarecer y complementar nuestro conocimiento sobre el arte y la cultura de una época de transición entre el mundo romano y el medieval.
Degut a la seva excepcionalitat dins del patrimoni cultural europeu, en aquests moments està en marxa la candidatura de la Seu d'Ègara per obtenir la distinció de Patrimoni de la Humanitat, que atorga la UNESCO, a partir de la convicció, basada en sòlids arguments científics, de la seva singularitat universal.