Las pinturas

La Seu d'Ègara

Las pinturas

Uno de los elementos más excepcionales de la Sede de Égara es la decoración pictórica que cubre los ábsides de las iglesias de Santa María y de San Miguel, así como el retablo mural de la iglesia de San Pedro.




En cuanto a las pinturas de Santa María y San Miguel, las conclusiones de los últimos informes técnicos realizados por arqueólogos, historiadores del arte, restauradores y epigrafistas apuntan hacia la contemporaneidad entre las pinturas y su marco arquitectónico, por lo que cabe pensar que las pinturas fueron realizadas en el momento de mayor esplendor de la Sede episcopal de Égara, entre los siglos VI-VII.

San Miguel. Pinturas del ábside. Detalle de los apóstoles
San Miguel. Pinturas del ábside. Detalle de los apóstoles
Algunos de los elementos iconográficos representados presentan notables puntos de contacto con la pintura del Oriente Mediterráneo (Siria, Palestina, Egipto copto), de modo que las pinturas de Terrassa pueden ser consideradas como un testimonio único y excepcional de la recepción de la tradición pictórica bizantina en Oriente. Dado los vínculos que presentan con los repertorios bizantinos, las pinturas de la Sede episcopal de Égara son un documento fundamental para conocer las manifestaciones artísticas de la cultura cristiana del siglo VI.

Santa María

La decoración pictórica se localiza en toda la superficie del ábside, que casi forma una cúpula entera por su estructura. La decoración está organizada en cinco registros concéntricos delimitados por 4 franjas de color granate. El motivo cenital está formado por dos cuadrados superpuestos que forman una estrella de ocho puntas, alrededor de la cual encontramos motivos decorativos con plumas de pavo real y una gran corona de laurel. Ambos temas tienen una raíz cristiana, están vinculados al Triunfo y Resurrección de Cristo, y aparecen en mosaicos y manuscritos iluminados de la Antigüedad tardía, como el mosaico de la rotonda de San Jorge de Salónica o el Dioscórides de Viena, un manuscrito que se confeccionó el siglo VI (c.515).

Detalle del prendimiento de Cristo
Detalle del prendimiento de Cristo
Escenas de San Pablo
Escenas de San Pablo
Por debajo de esta decoración central geométrica encontramos el registro más bien conservado, con escenas que se relacionan con la pasión de Cristo. Algunas de estas son visibles por los fieles desde la nave de la catedral (Prendimiento de Cristo, negación de San Pedro y entrega de las llaves, escenas de San Pablo) y las otras lo son sólo desde el interior del propio ábside (crucifixión de Cristo, muerte de Absalón). El segundo registro concéntrico acogía la representación de la Virgen entronizada flanqueada por apóstoles y profetas.

San Miguel

Las pinturas de San Miguel presentan una decoración pictórica en dos registros. El superior acoge la representación de una teofanía, es decir, la imagen de Cristo en majestad y entronizado dentro de una mandorla sostenida por ángeles. En el nimbo de Cristo se puede leer la inscripción "Emmanuel", que significa "Dios con nosotros", y que subraya su doble naturaleza humana y divina. Cabe pensar que el título Emmanuel fue utilizado precisamente para combatir las herejías que negaban la doble naturaleza de Cristo, como el arrianismo, que extendió por la península Ibérica en el siglo VI.

Pinturas del ábside. Detalle de los apóstoles
Pinturas del ábside. Detalle de los apóstoles
Retablo mural de San Pedro
Retablo mural de San Pedro

Retablo mural de San Pedro

El retablo mural de San Pedro fue descubierto en el año 1895 con motivo de la gran campaña de restauración de la iglesia de San Pedro. Es una de las obras más excepcionales que conservamos en el mundo, sobre todo por su concepción como retablo exento del muro absidal, totalmente inusual en el periodo medieval.

El retablo cubre la totalidad del lóbulo central del ábside y presenta pintura mural en dos registros divididos por una viga de madera.

La parte inferior es rectangular y acoge la representación del Paso del Mar Rojo. La parte superior, de forma semicircular, presenta una decoración en primer plano de ángeles y querubines, y cinco hornacinas con San Pedro, San Pablo y el Tetramorfos, los símbolos de los 4 evangelistas. El retablo fue realizado entre los siglos VII-VIII, por lo tanto, en una etapa posterior a las pinturas de los ábsides de Santa María y San Miguel.

Retablo mural de San Pedro
Retablo mural de San Pedro